La corrida de Campolargo , variada de capa…Chorreados, castaños, colorados, negros, salpicados…Pero vacía de contenido( excepciòn del sexto mejor hecho que sus compañeros de viaje, sosotes, de cortas embestidas, muy escasos del trapio de la otrora señorial San Cristòbal y que por la escasez de fuerzas terminaban con aspereza y sin esos finales gloriosos del toro encastado ); eso sì se toparon con una formidable terna ( Castella , De Justo y Colombo) que batallaron sin desmayo y con mucha profesionalidad contra esos molinos de viento. No se guardaron nada y exhibieron sus mejores armas ( talento, disposiciòn, entendimiento , mucha paciencia y acierto en la suerte suprema del extremeño y el venezolano ).
Una luna creciente preciosa y coqueta nos acompañò en el final del largo festejo tachirense y le puso ese toque poètico a una tarde-noche de toros esquivos y toreros valientes.
SEBASTIAN CASTELLA
Abriò plaza con «Taribeño» con el que apenas hubo el remedo de la suerte de varas. El toro pegaba esos saltitos incòmodos por su menguada fuerza y terminaba con esos tornillazos que esquivò el maestro galo.
Estocada y oreja.
Su segundo, quite por chicuelinas , y mientras se escuchaba «Suspiros de España» , con la muleta llegaron los naturales ,el toreo de frente, el pase de las flores, un par de toques de inspiraciòn y esa sonrisa de satisfacciòn porque sabìa que lo habìa entregado todo.
EMILIO DE JUSTO
Abriò con el segundo por chicuelinas galleadas. Y dio un lance primoroso. El toro con las manos por delante y el torero atornilladas las zapatillas en la arena.
Cerrò con la capichuela con este ejemplo del bien hacer. Una media abelmontada, cargando la suerte y esa cintura acompañando el lance.
El toro en la muleta no va hasta el final, se queda corto y eso que don Emilio iniciò el trasteo con eficaces doblones. Medio recorrido, corto en las embestidas pero el torero no ceja en el empeño y saca agua de un pozo semiseco.
Con su segundo ,dos apèndices tras una faena en la que brillaron los muletazos por ambos pitones y con un toro a menos, puso en evidencia esa casta torera, esos deseos inmensos de dejar huella y a fe que lo consiguiò con fervorosa pasiòn como este remate a una exquisita tanda.
COLOMBO
Pertenece a esa nueva generaciòn de ilusionantes toreros venezolanos. Y es la perfecta continuaciòn en el segundo tercio de la dinastìa de los Giròn, de Josè Antonio y Bernardo Valencia, de Morenito de Maracay, entre otros.
Còmo ha lucido este joven Jesùs Enrique con las banderillas. Hizo saltar de sus localidades a la plaza.
Al final cortò tres orejas.
No se crea que solo luce en banderillas . Es que el venezolano sabe torear, no se lo pusieron fàcil sus dos toros pero como sus compañeros de terna supo entender su lote, sacar las pocas virtudes de los ejemplares y desarrollar dos faenas inteligentes, emotivas, que calaron en el pùblico que le quiere y arropa pero èl sabe corresponder en el ruedo por su total entrega. Fue contundente con la espada en su primero de las dos orejas y en su segundo el palco le otorgò un apèndice.
Hoy sàbado vuelve a la arena tachirense con Escribano y Fernando Adriàn y los toros de Rancho Grande…
Redacción: Guillermo Rodriguez de TENDIDO 7
Galeria profesional: Diego Alais