La imagen es elocuente del esfuerzo, de los nervios, de la responsabilidad , de expulsar el enojo de un torero , Juan de Castilla, que por circunstancias del ruedo terminó lidiando los 6 toros de Mondoñedo ganadería que festejó el centenario de su fundación mientras los galenos en la enfermería trataban a Luis Bolívar que lleva una seria lesión en su rodilla derecha.
El mano a mano quedó bajo el liderazgo del antioqueño que hubiera salido por la puerta grande en Puente Piedra pero la espada se lo negó justo cuando llevaba una racha tremenda que le permitió cortar dos orejas en la Copa Chenel hace un par de días en Moralzarzal.
Juan no se guardó nada , toreó con inteligencia en esos comienzos doblándose, haciéndose a la embestida y corrigiendo algunos defectos de un par de toros, expuso su verdad, su humanidad al servicio de la tauromaquia con momentos brillantes, con tandas hilvanadas, por abajo y toreando con temple, sitio y distancias acompañadas por la música de la banda y los ensordecedores olés de la afición que faltó muy poco para llenar el coso techado. Eso ís con la grata presencia de las peñas, la Barra5, la Giralda y gentes venidas de otras regiones.
Le vimos citar de lejos , echarle la muleta a los belfos, traerlos toreados y tandas conjuntadas de una gran belleza.
Qué espectáculo ese primero, como humilló, con embestidas francas. La corrida tenía mucho que torear y Juan de Castilla remontó en muchos pasajes las dificultades. Uno se pregunta por qué no se le premió a «Rosquetero» con la vuelta al ruedo. Se la quedan debiendo.
La plaza se rindió a esa verdad desnuda del torero y pudo dar entre aclamaciones una vuelta al ruedo con su rostro bañado en lagrimas
La corrida de Mondoñedo impresionantemente bien presentada , con romana, con esas características y sello de la casa. A sus toros no se les puede violentar y a poder ser torearlos por abajo. Se puede dividir en tres y tres su comportamiento. Esos primeros de nota alta. El cuarto y quinto se pararon, ese cuarto manseó, sin clase, el quinto reservón, sin alegría y escarbando. El sexto tuvo chispazos pero pronto se fue apagando.
No estuvo fino con los aceros » y no me puedo ir satisfecho de la plaza pues venía a otra cosa, a triunfar y no ha sido así «, me dijo el torero al finalizar el festejo.
En un toro sonaron los tres avisos pero es apenas una anécdota porque en la celebración del centenario de Mondoñedo, de Juan de Castilla podemos decir como en el poema del maestro Luis Vidales que «suenan timbres». Con el hijo del barrio Castilla contamos y deberán contar los empresarios. Es legítimo.
Redaccion: Cortesia Tendido 7
Galeria fotografica: DIEGO ALAIS