Por: Francisco «Paco» García.
Galeria Fotografica: Diego Alais
En tarde agradable con un amago de lluvia y lleno hasta las banderas, despues de siete años de intransigencia de las autoridades municipales, volvieron los toros con fuerza a esta taurinísima población, se agotó la boleteria, no fue suficiente la capacidad de la plaza portátil La Sevillana y se quedaron muchos aficionados por fuera.
Artisticamente la nota fue alta, a pesar que por fallos con los aceros solo se cortaron dos orejas; es de resaltar el entipado encierro que presentó Mondoñedo, nobles y encastados en su linea de contreras. Ramses Ruíz en plan de lidiador que lo exige este encaste, demostró ese cuajo, valor, temple y entrega, se gustó toreando por ambas manos a sus dos toros en suerte, pero lamentablemente los fallos con la espada no permitieron merecidos trofeos.
Manuel Libardo, el torero de la tierra, también estuvo enorme, sus trazos tanto con el capote como con la muleta fueron pinturas, mucho arte derrochó ante sus paisanos, bordó el toreo, con mucho temple y dando las distancias requeridas, igual, por los aceros solo cortó una oreja a su clasudo segundo.
Resalto el progreso que ha tenido el rejoneador José Cuellar, dominio con sus cabalgaduras, estuvo digno en su primero, con alegria llegó a los tendidos, acertó en banderillas y rejones y se alzó con una oreja que pidió el respetable.
Las cuadrillas de a píe encabezadas por Granerito, el Pino y Andrés Herrera y a caballo Cayetano Romero y Edgar Arandia cumplieron con eficacia su cometido.
Inmensas gracias al señor alcalde que con carácter y decidido apoyo permitió echar la corrida para adelante, igual a las peñas y grandes aficionados de la región y de Bogotá, que con su presencia honraron y apoyaron el desarrollo de este importante festejo de retorno de la fiesta grande a la capital lechera de Colombia.